lunes, 4 de julio de 2011

El estudio de la dieta de Homo habilis indica que era más simio que humano

Cráneos en vista lateral de H. habilis (izquierda) y H. erectus (derecha).
W. Kimbel/C. Lockwood.
J. C. Díez Fernández-Lomana
El frondoso y complicado árbol de la evolución humana vuelve a ser sacudido por nuevos estudios. Ahora resulta que Homo habilis, al que la mayor parte de los antropólogos consideraban nuestro primer antepasado humano, debiera meterse en el cajón de los Australopithecus, unos prehumanos que desaparecieron hace más de un millón de años, unos primos muy similares a los actuales chimpancés.
Un equipo de científicos norteamericanos, encabezados por Peter Ungar, ha publicado en el Journal of Human Evolution el resultado de sus análisis de los dientes de la especie H. habilis recuperados en la Garganta de Olduvai (Tanzania) entre 1995 y 2007 y datados en torno a 1,8 millones de años, llegando a la conclusión de que la dieta de este pequeño homínido era poco variada y circunscrita a espacios reducidos. Muy alejada de la dieta que caracteriza a homínidos como el H. erectus o el georgicus, que tienen una dieta muy versátil y que obtenían el alimento de diferentes lugares y ambientes. Ungar utiliza unos microscopios confocales que le permiten observar las señales que quedan en el esmalte dentario. Dichas trazas se producen en función del tipo de alimento que se consume. Las señales dentarias en los Homo habilis de Olduvai, como en las de otros prehomínidos (Australopithecus y Paranthropus) son muy suaves y monótonas, propias de una dieta blanda, de frutos y hojas tiernas. Las señales vistas en H. erectus son muy variadas, como es esperable si se alimenta en distintos ecosistemas, y con arañazos y depresiones propias de la mezcla de alimentos, como frutos, semillas, carne, vegetales, etc. En resumen, erectus es un homínido flexible en sus hábitos alimentarios, que come de todo en todas partes, como se espera de un humano.
Homo habilis suma de esta forma una nueva derrota en nuestro árbol de familia. Desde que fuera descubierto en 1959 por Louis y Mary Leakey su estatus ha ido decayendo. Se le incluyó en nuestro género debido a que tenía un cerebro grande, era bípedo, estaba rodeado de las más antiguas herramientas de piedra y había huesos de animales cazados a su alrededor. Era el mejor candidato que teníamos en ese momento. Pues bien: ahora sabemos que el tamaño cerebral no es un gran indicador de inteligencia; conocemos a otros homínidos más antiguos que tallaron cuchillos; se ha demostrado que habilis trepaba mucho a los árboles, se movía como un australopithecus y tenía similar ritmo rápido de maduración que esos primeros homínidos.
En resumen, todo parece complicarse. ¿O no? Para David Lordkipanidze, del Museo Nacional de Georgia y descubridor del sitio de Dmanisi, de hace 1,8 millones de años, todo es ahora más fácil. Para Lordkipanidze, Asia sería la cuna del género humano, con georgicus en la base de una genealogía que dará lugar a Homo erectus. 

FUENTE: Diario de Burgos   

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